Muchos autores concuerdan en que Sócrates marca una etapa dentro de la historia de la filosofía occidental. Con el ateniense se inicia una cierta tradición que puede extenderse hasta Platón y Aristóteles, y desde ahí a toda la cultura de occidente. Son muy interesantes los diferentes aspectos que podemos abordar de éste filósofo, sin embargo, para nuestras intenciones deberemos restringirnos sólo a algunos de ellos. Primeramente debemos tener claro que la figura de Sócrates está siempre rodeada de un aura de misterio, ya que no se posee escrito alguno del filósofo. Sócrates no escribía, por lo tanto, lo que sabemos de su pensamiento nos llega a través de los testimonios de Jenofonte, Aristóteles y principalmente de Platón. Esto nos lleva a la pregunta: ¿Si Sócrates no escribía, qué era lo que hacía? ¿Por qué lo llamamos filósofo? La respuesta a ésta interrogante va a ser gran parte lo que sabremos de él. Sócrates fue una persona que se opuso tanto a la ignorancia popular como al pseudoconocimiento de aquellos que se decían sabios, y que eran llamados sofistas. En una ciudad en que la conversación y discusión pública eran parte fundamental de la democracia, Sócrates intervenía en las plazas, ágoras y asambleas para dialogar con la gente que se suponía sabia. Sin embargo, no tardó en darse cuenta de que en realidad muchos decían saber más de lo que en realidad sabían, y que el camino para buscar el saber era arduo. Por lo tanto, en sus conversaciones Sócrates tiene un doble objetivo: frente a la arrogancia sofística, Sócrates hacía notar lo erróneo e inestable de su saber, para ello recurre frecuentemente a la ironía. Por otra parte, Sócrates desde el reconocimiento de su ignorancia intenta buscar una cierta verdad, o un cierto concepto universal. Con éste fin desarrolla un método que es denominado “dialéctica”, que a su vez se vale de la “mayéutica”, que consistía en hábiles preguntas que lograban iluminar el entendimiento de sus interlocutores. La dialéctica significa así una búsqueda de la verdad basada en el diálogo, sin embargo, debemos recalcar que dicha búsqueda no se realiza si no primero se constata la ignorancia de nuestros conocimientos.
El rechazo de un cierto relativismo llevó a Sócrates al intento de una definición universal de las cosas en cuestión: Por ejemplo, si decimos de una persona que es valiente, será porque tenemos alguna noción de lo que es la valentía, y esa noción puede ser entendida y compartida por todas las personas. La pregunta que estará implicada en todos los diálogos socráticos, y que Platón tendrá en cuenta, es ¿qué es X?. A través de esa pregunta Sócrates supone que las personas podrán dialogar y llegar a saber y por tanto conducirse mejor dentro de la ciudad.Éste último punto nos pone frente a otro tema fundamental: con Sócrates la filosofía toma un carácter de orden práctico. La intención de Sócrates es práctica por sobre todas las cosas. Se trata de descubrir un conocimiento que sirva para vivir. Con Sócrates la filosofía se vuelve ética, y el conocimiento un medio para la acción. Para el filósofo, el pensamiento ya no debe ocuparse de las cosas divinas o de la physis, como lo hicieran muchos de sus predecesores, sino de cosas humanas, y dentro de éstas de las que constituyan su virtud o naturaleza.
El rechazo de un cierto relativismo llevó a Sócrates al intento de una definición universal de las cosas en cuestión: Por ejemplo, si decimos de una persona que es valiente, será porque tenemos alguna noción de lo que es la valentía, y esa noción puede ser entendida y compartida por todas las personas. La pregunta que estará implicada en todos los diálogos socráticos, y que Platón tendrá en cuenta, es ¿qué es X?. A través de esa pregunta Sócrates supone que las personas podrán dialogar y llegar a saber y por tanto conducirse mejor dentro de la ciudad.Éste último punto nos pone frente a otro tema fundamental: con Sócrates la filosofía toma un carácter de orden práctico. La intención de Sócrates es práctica por sobre todas las cosas. Se trata de descubrir un conocimiento que sirva para vivir. Con Sócrates la filosofía se vuelve ética, y el conocimiento un medio para la acción. Para el filósofo, el pensamiento ya no debe ocuparse de las cosas divinas o de la physis, como lo hicieran muchos de sus predecesores, sino de cosas humanas, y dentro de éstas de las que constituyan su virtud o naturaleza.